La preruta del Fortín Lechero a la Tierra de la Fruta fue una aventura inolvidable. Era apenas martes y Pietro que hace apenas unos meses inicié en estas andanzas me llamó a proponerme hacer una microaventura. “Doc vayámonos a acampar 4 días en bicicleta por acá por el vecindario, pasemos por la casa del Maestro  (Pedro Nel Gómez su abuelo) y desde allí proponga la ruta voy con Juan.”Llamé a Víctor un amigo que sabía se sumaría y le conté algunos detalles del plan y de una el hombre también se sumo.

LA INCERTIDUMBRE ES EL CAMINO DE TODAS LAS POSIBILIDADES, ES DEJAR QUE LA MAGIA QUE ES LA VIDA, SIMPLEMENTE SUCEDA. ESTE CORTO VIAJE POR EL NOROCCIDENTE DE MEDELLÍN ESTUVO LLENO DE ELLA.

RUMBO A LA CASA DEL DEL MAESTRO PEDRO NEL GÓMEZ

El sábado 7 de noviembre nos encontramos temprano para emprender otra de las microaventuras que me acostumbré a hacer mes a mes. Es como una adicción diría uno de los compadres con los que iba. Es maravilloso poder disponer de tu tiempo, es la libertad verdadera.

Comenzamos a subir lentamente por San Cristóbal y un poco más allá de la mitad de la mañana ya estábamos en San Félix. El clima había sido lluvioso toda la semana. Ese día al menos por la mañana, los rayos de sol salieron para dejarnos ver las mejores tonalidades de verde de esta la encantadora región lechera.

Almorzamos en San Pedro y después de un buen tintico, el rumbo era Entrerrios. Vimos pastar a las vacas, observamos el segundo ordeñe del día en algunas de las fincas a borde de carretera y mientras tanto las nubes llegaron, por supuesto el aguacero también. Llegamos de noche a nuestro primer destino, ese día no hubo campamento, dormimos calurosos, llenos y muy contentos ante la hospitalidad de la familia del Maestro. La preruta del Fortín Lechero a la Tierra de la Fruta como llamaría finalmente el tour había iniciado…

ACAMPAMOS EN LA ESCUELA

Temprano al día siguiente desayunamos y rumbo a San José de la Montaña. Mi bicicleta andaba con problemas de frenos, así que en el pueblo toco buscar mecánico ese domingo y esperar el milagro, como a las 12:30 p.m. se puede decir que comenzamos nuestro segundo día de aventuras. La ruta llena de pequeñas subidas y bajadas hizo su mella, el día era fresco y no se notaba mucho afán de avanzar, paramos en el camino, hicimos unos sanduches, nos comimos algunos tomates de árbol de los cultivos cercanos y continuamos.

Eran ya las 5 de la tarde y todos estábamos expectantes pues no sabíamos dónde seria nuestro sitio de camping ese día. Un poco antes de encontrarlo la hospitalidad campesina llegó, mejor dicho Doña Nora y su esposo… aguapanela y galletas para los forasteros. Ahí cerca a un par de kilómetros encontramos un lugar ideal, la cancha de fútbol de la escuela veredal. Armamos nuestras carpas mientras la noche llegó, rápidamente nos dividimos un par de tareas y al calor de la fogata cenamos mientras nos reíamos ya casi de cualquier cosa.

DELIA, UN ÁNGEL EN EL CAMINO

La mañana siguiente estuvo llena de neblina y entre ella los rayos del sol, recogimos los arreos, desayunamos, un ajuste acá y otro allá, mientras los niños de la escuela comenzaban a llegar (era lunes). Inquietos, preguntones, sencillos, naturales y puedo asegurar que hasta felices de estuvieramos allí estaban todos estos pequeños aprendices.

hospitalidad campesinos colombianosDoña Delia y sus cuatro hijos putativos

Pasamos por Labores y disfrutamos de una hermosa carretera secundaria antes de llegar a San José de la Montaña. Eran ya las 2:00 de la tarde cuando “aterrizamos” en el nublado pueblo lechero. Almorzamos y nos alistamos para continuar, pues la idea era llegar a uno de los corregimientos de Liborina, pasando el Alto de la Manuela a más de 3000 m.s.n.m.

No teníamos muchos datos del mítico alto, la última vez que pase por allí fue hace como 10 años y de noche. El mapa indicaban una carretera, pero de distancias no sabíamos y los lugareños menos… Señor: ¿Cuánto hay de acá al alto? Respuesta: como 2 horas, 8 km, mentiras 10… en fin, pedaleamos 3 horas hasta el alto, fueron 18 Km, la noche llegaba, el frío penetraba y la bajada era temerosa…

Me adelanté un poco con Víctor y logramos llegar a eso de las 6:00 p.m. al Playón. Buscamos rápidamente un algún lugar donde acampar, en una esquina del parque me acerqué a unos jóvenes y les pregunté: ¿Dónde es el mejor sitio para acampar? Hermano en el patio de mi casa, venga vamos que yo también tengo mi carpa armada, dijo Álvaro Zapata, nuestro joven anfitrión.

Allá llegamos los 4, armamos toda nuestra parafernalia, era una casa humilde, no había agua (estaban haciendo trabajos de acueducto y alcantarillado). Eso si, era un hogar rico en hospitalidad, cariño, amor, sonrisas, amabilidad, ternura, generosidad y más ! Nos calentaron agua y nos bañábamos cada uno a cocaditas, nos dieron de comer y hasta postre.

El eje de ese hogar es Doña Ana Delia, quien pese a todo lo que le sucedió en la época más violenta es un ser increíble. Nos dio a todos una lección de amor, un ser de luz y esperanza, un ser que refleja al campesino colombiano y todo su sufrimiento, pero también lo mejor del ser humano.

EN VUELTICA EN  VOLQUETA

En la mañana del martes el desayuno fue trancado. Ese día cumplía años Álvaro así que le dejamos una bella hamaca de regalo, no pudimos despedirnos de él, temprano salió a dar vuelta a su cultivo de granadillas. Despedirnos de Ana fue increíble, no sé cuántos abrazos le di yo…

Bajamos por San Diego a Liborina, bordeamos el río Cauca, pasamos por Olaya y Sucre antes de llegar a Santafé de Antioquia. Un refrigerio y rumbo a San Jerónimo donde almorzamos, ya eran las 3:00 p.m. y un poco más de la tarde. Reposamos y comenzamos a subir entre retrasos, pues uno de nosotros tenia fallas técnicas en la bici. Íbamos felices de regreso a casa, presupuestábamos llegar de noche a Medellín…

La preruta Del Fortín Lechero a la Tierra de la Fruta tendría una sorpresa inesperada. Comenzamos el ascenso, lento pues afán nunca hubo. A 5 ó 10 minutos de ir pedaleando un conductor de volqueta nos dijo: ¿Muchachos los llevo? Nos miramos y nos dio risa a todos pues sabemos la delicia que es regresar a casa montado en bicicleta. En un instante ya había 2 de nosotros arriba del volcó para recibir las naves y como si todo hubiera sido preparado llegó quien nos ayudara a subirlas, Caterpillar. Que bella que es la vida, la magia sucede a quien va en busca de sus sueños. ¿Ya se dio cuenta?